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¿Cómo acompañar a alguien en duelo?

Actualizado: 31 may 2022

Supervisado por: Mtra. Angélica González


Qué hacer y qué decir


Como muchos sabemos, el duelo es la experiencia ante una pérdida, ya sea de una persona querida, un objeto, etapa o evento significativo. Afrontar un duelo toma tiempo, implica sentir emociones intensas y generalmente, es una experiencia que requiere ser compartida, acompañada y respetada. Acompañar a alguien en su proceso de duelo no es sencillo ya que cada quien afronta las pérdidas de una manera diferente. Se trata de un acto de amor en el que presenciamos el sufrimiento del otro y aceptamos acompañarlo para que no lo atraviese solo, aún sabiendo que no tenemos el poder de liberar el dolor de nadie.


Es de suma importancia recordar que este proceso pertenece únicamente al doliente, mientras que el acompañante debe actuar como tal. Estar al lado de alguien significa centrarse en el otro y colocarse a su lado; sirviendo de escucha, interesándose, ofreciendo ayuda concreta y respetando su proceso. No debemos hacer el dolor del otro sobre nosotros mismos y siempre debemos de evitar comparar su dolor con experiencias personales, ya que cada dolor es único. En muchas ocasiones podemos ver que lo que nos impide enfrentar a una persona en duelo es nuestro propio miedo al dolor, a la muerte, a no saber qué decir o hacer, a hacer más daño, a enfrentar nuestros propios duelos e incertidumbres y a darnos cuenta de la vulnerabilidad que acompaña nuestra vida a cada instante. Tomar la decisión de ser el acompañante implica enfrentarnos a lo que nos detiene para poder estar y poder ponernos en el asiento trasero.


La primera de las ayudas específicas que podemos proporcionar es nuestra presencia, interés, apertura a la comunicación y al ser una escucha ante todo lo que la otra persona quiera compartir. Es importante escuchar realmente y estar a su lado de forma auténtica y con cariño. Si no sabes qué decir es mejor guardar silencio y simplemente estar. Reconforta más una compañía silenciosa o una mano en el hombro que una frase vacía. A veces creemos que el estar y escuchar no es suficiente, sin embargo, acompañar y validar con nuestra presencia lo que el otro está viviendo le ayuda a transitar el camino del duelo, teniendo presente que no lo enfrenta solo. De la misma forma le va permitiendo poner palabras a su dolor y expresarlo ya sea con lágrimas, enfado o la emoción o reacción que surja.


Por otro lado, del mismo modo que la persona necesita compartir su experiencia para poder transitar por ella, en ocasiones también requiere su propio espacio. Podría parecer que la persona en duelo incurre en contradicciones respecto a su deseo de estar acompañado, y su deseo, no incompatible, de estar solo. Ambos deben respetarse sin juicios.


Recordemos que el dolor es un componente irrenunciable en el proceso del duelo y transitar por éste implica confrontarse con lo que se creía hasta ese momento estable y seguro. El dolor nos enfrenta con la incertidumbre y la crudeza de una realidad diferente a la anterior, por lo que nos vemos obligados a readaptarnos a una serie de condiciones nuevas, en las que si bien, no tenemos el poder de cambiar nuestra realidad, si tenemos la oportunidad de tomar decisiones diferentes. Por eso, debemos tener presente que no hay una forma de sentirse mientras se está en duelo, todos los sentimientos son válidos en todo momento. La persona transitando por todos estos cambios no necesita escuchar que sea fuerte, ya que es válido que se derrumbe mientras lo necesite. También es válido que sienta enojo o que quiera ser vulnerable, y de la misma manera es válido si quiere reírse al recordar. Esta experiencia de emociones fuertes tan cambiantes puede sentirse como que uno se 'está volviendo loco', por lo contrarias que son entre sí, pero ese es el duelo, una montaña rusa sin un rumbo completamente fijo.


Es también de gran ayuda favorecer los recuerdos de la persona fallecida, hablar sobre él y escuchar sobre él. Además, en vez de ofrecer ayuda abstracta como “llámame cuando quieras” o “si necesitas algo avísame”, ofrecer ayuda concreta como traer comida, ofrecer limpiar la casa, tomar la iniciativa de llamar a la persona, sacar a pasear a sus mascotas, estar en silencio cuando la persona así lo quiera, ofrecerse a revisar documentos o recibos entre muchas otras puede ayudar a liberar una carga para el otro que bajo otras circunstancias, no sabría pedir directamente.


Acompañar a alguien en esta dolorosa etapa puede resultar sumamente difícil, pero si lo hacemos con amor, respeto y honestidad podemos ayudarle a cargar su dolor, haciéndolo aunque sea un poquito más ligero.



Estar al lado de alguien significa centrarse en el otro y colocarse a su lado; sirviendo de escucha, interesándose, ofreciendo ayuda concreta y respetando su proceso. No debemos hacer el dolor del otro sobre nosotros mismos y siempre debemos de evitar comparar su dolor con experiencias personales, ya que cada dolor es único.

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