Los seres humanos somos una estructura compleja conformada por una serie de engranajes para desarrollarnos integralmente; nos extendemos más allá de las definiciones de cuerpo, mente y espíritu. En esta ocasión hablaremos sobre la importancia del conocimiento acerca de la diversidad sexual y de género en la formación de psicoterapeutas. A todas las y los lectores, profesoras, profesores y estudiantes del IMP, los invito a abrir su mente a nuevos horizontes y a poder mirar con una percepción más amplia todo aquello que han aprendido a lo largo y ancho de su vida. ¿Qué pasaría si te abres a nuevas formas de observar la existencia?
La diversidad sexual y de género es la posibilidad que tenemos los seres humanos de expresar y vivir nuestra sexualidad, así como de asumir expresiones, preferencias u orientaciones, identidades sexuales y de género (CNDH). Tomando en consideración que hay mucha información, y puesto que no toda nos conduce hacia la educación sexual, se continúa perpetuando un estigma en la sociedad. Para profundizar en esto, es vital saber diferenciar y conocer de lo que estamos hablando.
La sexualidad se experimenta o se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones; para su estudio, engloba un conjunto de factores biológicos, psicológicos y sociales. Cuando hablamos de sexo biológico nos referimos a la diferenciación biológica entre hombre y mujer que abarca órganos sexuales internos, órganos sexuales externos, cromosómica, gonadal, cerebral y hormonal.
En la dimensión psicológica y social, se conjugan los aspectos emocionales, actitudinales, las ideas personales así como la influencia del entorno social y cultural en el que está inmerso el individuo. Por otra parte, de acuerdo a la Asociación Americana de Psicología (American Psychiatric Asociation), la orientación sexual es una atracción emocional, romántica, sexual y afectiva duradera hacia otros y la identidad de género es la percepción subjetiva que tiene una persona en cuanto a sentirse hombre, mujer o de un género no binario.
En 1973, la Asociación Americana de Psicología eliminó la homosexualidad de su clasificación de enfermedades mentales. Sin embargo, alrededor de la diversidad sexual y de género sigue habiendo estigmas y prejuicios notables que interfieren en el desarrollo pleno del individuo que se identifica con una orientación sexual o género distinto al modelo impuesto por la sociedad, y aquí es donde entra el trabajo de psicólogos y psicoterapeutas.
Para la realización de este artículo entrevisté a algunos psicólogos, psicólogas y psicoterapeutas. En el proceso, observé que los especialistas en psicoterapia, llegaron al mismo vértice de reconocer la importancia de tener conocimiento sobre herramientas básicas para la intervención psicoterapéutica con personas que tienen una preferencia e identidad distinta a la establecida. En la mayoría de los casos (exceptuando especialistas en sexología), comentan que al haber sido un tema no aceptado en su época tuvieron que indagar, explorar y buscar información por cuenta propia puesto que, en algunos casos, no la recibieron durante su formación académica.
La sexualidad es una de las dimensiones más amplias y fundamentales del ser humano. Entenderla y conocerla nos ayuda a entendernos y conocernos a nosotros mismos, y como psicoterapeutas, ayuda a entender mejor a la persona que se tiene al frente en consulta. El trabajo personal del psicoterapeuta sobre hacer consciencia de cómo se relaciona con su sexualidad individual y cuáles son las prácticas, ideas o creencias propias que giran en torno a esta, es de suma trascendencia para tener la capacidad y profesionalismo de guiar a otras personas, ya que parafraseando al Dr. Mariano Barragán, no podemos llevar a nadie a donde ni siquiera hemos llegado nosotros mismos.
Del mismo modo, los especialistas entrevistados sugieren que conocer el contexto y las problemáticas en torno a este tema ayuda al psicoterapeuta a generar mayor empatía y capacidad de comprensión, generar menos juicios y evitar la imposición de ideas propias. Una intervención psicoterapéutica sin herramientas básicas en las sexualidades podría reducir la visión y la manera en la que la o el paciente se relaciona con ese ámbito de su vida.
El acompañamiento psicológico en la diversidad sexual y de género de los especialistas entrevistados ha constado en trabajar diversos puntos: “Desde el acompañamiento en salida del clóset, búsqueda de lugares seguros y redes de apoyo, acompañamiento en el descubrimiento de la propia identidad de género, obviamente problematizar desde la perspectiva de género, las violencias culturales. También mediante talleres que permitan un espacio de inclusión e identificación, aceptación de sí mismx”, nos comparte una de las entrevistadas.
En la misma línea de acción proponen que otra manera de abordar el proceso de personas con una orientación sexual o identidad de género distinta a la establecida es, “trabajando la validación de identidades, la culpa y la homofobia internalizada. También construyendo redes de apoyo y entornos sociales que validen y comprendan las experiencias de las/los consultantes”.
En el trasfondo de cada una de las y los especialistas que nos brindaron su tiempo, espacio y experiencia, pude observar que se requieren dos componentes importantes para un trabajo psicoterapéutico profesional. Además de la formación, la sensibilidad y el respeto son fundamentales para tener la capacidad de guiar sin promover los estigmas o la discriminación.
Te invito a que reflexiones para reconocer qué tanto sabías de la importancia sobre la diversidad sexual y de género en el trabajo psicológico y psicoterapéutico, así como a preguntarte de qué manera podrías haber estado promoviendo estigmas internalizados. Y finalmente te invito a cuestionarte, ¿cómo te relacionas con tu propia sexualidad?
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